Agradecemos que el odontólogo recomiende al odontopediatra para culminar con éxito desde el control del comportamiento a los procedimientos más avanzados

La Dra. Paloma Planells del Pozo muestra en esta entrevista la fuerte vocación que tienen los profesionales que se dedican a la Odontopediatría, pero también la necesidad de colaboración constante tanto con los pediatras como con los dentistas de otras áreas que pueden facilitar el abordaje interdisciplinar. Aunque hay grandes avances en este campo, sigue faltando trabajar la prevención.

A finales del pasado año se llevaron a cabo las 22ª Jornadas de Encuentro Pediatría-Odontopediatría. ¿Cómo se crearon estos congresos?

La idea de la conformación de estas jornadas surgió cuando tomé posesión del cargo de presidenta de la Sociedad Española de Odontopediatría (año 2001). Uno de mis objetivos fue incrementar y divulgar los conocimientos de Odontología Infantil en medicina y concretamente entre los especialistas en pediatría. Paralelamente, quisimos dar conocimientos a los odontopediatras sobre la patología general del niño y sus repercusiones en el área oral, mediante ponencias impartidas por especialistas pediatras.

Para ello, se crearon las jornadas de encuentro entre las dos especialidades (AEP Y SEOP). Desde la primera reunión recibimos la aprobación del conjunto de los profesionales del área de la salud infantil y ello nos impulsó a realizar de manera consecutiva estas reuniones, donde hemos expuesto, discutido y actualizado los temas de mayor relevancia del mundo de la salud infantil, desde la concepción hasta el final de la adolescencia, con magníficas aportaciones de ponentes nacionales y extranjeros y siempre con el objetivo de integrar la salud oral y general del paciente en crecimiento. Son encuentros cada vez más numerosos y representan un espléndido escaparate de la odontopediatría y pediatría unidas.

¿Qué conocimientos mínimos sobre salud bucodental sería deseable que manejasen los odontopediatras?

En odontopediatría ocurre como en las demás facetas de la odontología y no existen conocimientos mínimos. La formación continua y permanente debe representar una meta en nuestro trabajo diario.

El odontopediatra debe profundizar en conocimientos preventivos, tratamiento mínimamente invasivo, tratamiento conservador, biomateriales, estética, técnicas quirúrgicas, psicología, crecimiento y desarrollo, etc. Es decir, si desea ofrecer un correcto cuidado en el menor, se debe contar con una actualización constante en todas las áreas de la odontología aplicadas a la etapa infantil y del adolescente.

En este sentido, agradecemos infinitamente que el odontólogo general que adolece de falta de conocimientos suficientes para abordar el tratamiento oral de un niño o niña delegue en un especialista que conozca los diferentes procedimientos que llevan al éxito del tratamiento odontopediátrico, desde el control del comportamiento a las técnicas más novedosas de tratamientos en el paciente infantil.

¿Cómo definiría la situación de los niños españoles en cuanto a la caries? ¿Estamos más cerca de un futuro libre de caries?

Cuando valoramos las cifras que aparecen sobre el estado de salud oral a nivel mundial o el relativo a cualquier país, lo primero que nos preguntamos es por qué en el siglo actual aún siguen fracasando todas las medidas preventivas que conocemos y que tienen evidencia científica suficiente para frenar la aparición de caries.

En el mundo de la odontopediatría, para nosotros es especialmente triste tener la sensación de que siempre llegamos tarde.

Los consejos escasos o inexistentes sobre salud oral en el embarazo o durante las charlas de preparación al parto, la poca frecuencia de primeras visitas al odontopediatra antes del año de vida y la práctica ausencia de programas que incluyan al niño menor de seis años en los sistemas de salud nos conducen con frecuencia en nuestra práctica a la necesidad de realizar, como especialistas en odontopediatría, tratamientos tempranos y extensos en dentición temporal, que a veces suponen la presencia de infecciones crónicas, acompañadas de necesidad de extracciones y pérdidas dentarias prematuras por la rápida destrucción de dientes muchas veces recién erupcionados. A nadie se le escapa que estos hechos conllevan alteraciones en el desarrollo de las arcadas, necesidad de uso de antibioterapia, alteraciones en la fonación, estética, presencia de dolores y uso excesivo de analgésicos, alteraciones en la masticación, etc. Los padres no encuentran explicación a esta alta patología, que muchas veces precisa para su completo tratamiento la realización del mismo bajo técnicas de sedación o anestesia general.

Desde la SEOP, siempre hemos luchado y reivindicado, junto con las asociaciones internacionales en nuestra área (EAPD, IAPD, AAPD), la inclusión de las visitas dentales desde los seis meses al año como forma de conseguir niños sanos de una forma integrada en todos los aspectos de la salud. Nuestra sociedad, desde hace más de dos décadas comenzó sus convenios con la AEP, aunándonos para conseguir vías de difusión de sistemas prevención junto a los profesionales que primero visitan al recién nacido, los pediatras. Igualmente, la reciente inclusión de la SEOP en el capítulo español de la Alianza por un Futuro Libre de Caries nos hará caminar unidos en búsqueda del objetivo final de conseguir una mejor calidad de vida durante el desarrollo del niño, propiciando una salud oral óptima.

En definitiva, no dejamos de impulsar la Educación como la mejor forma de llegar a controlar los altos índices que aún se observan de presencia de caries en el niño en edad pediátrica.

Junto a la cariología, otro gran campo de acción de la Odontopediatría es la traumatología dental. A su juicio, ¿qué innovación en este campo ha sido más destacable en los últimos años?

Efectivamente, la lesión dentaria por traumatismo constituye otro de los pilares más importantes de nuestro trabajo diario. De hecho, es la etapa infantil la que presenta una mayor incidencia de patología traumática.

Desde hace décadas la asociación internacional de traumatología dentaria, IADT, se propuso crear y difundir guías y protocolos sobre el tratamiento de cada una de las posibles presentaciones de estas importantes patologías. En general, se puede resumir que en traumatología dental todos los tratamientos son urgentes y nunca se debe minimizar estos hechos y sus posibles secuelas a corto, medio y largo plazo.

Es especialmente frecuente que se presente este problema en dentición temporal, cuando el niño comienza a realizar sus primeros pasos. A pesar de que la lesión inicialmente no presente una patología extensa, conviene no olvidar comunicar a los padres la posible presencia de secuelas en el diente permanente sucesor.

Por sus consecuencias en la dentición definitiva, la verdadera urgencia dental es la avulsión dentaria del diente permanente. En este sentido, se hace especialmente importante comunicar a la población cómo debe actuar de forma inmediata en estos casos, pues el tiempo perdido juega en contra del pronóstico del caso. Las campañas de difusión han sido amplias desde IADT, SEOP, AAPD y EAPD. En ocasiones, estas surten efecto y la población conoce y pone en marcha los protocolos de forma inmediata. Pero estas campañas tendrían que ser realizadas de forma continuada y difundidas también entre los profesionales del deporte y la educación.

Dentro de este campo, opino que uno de los avances de mayor efectividad en nuestro campo ha sido el desarrollo de los biomateriales, que, aplicados en el diente permanente inmaduro, benefician los tratamientos y con ello la supervivencia de estos dientes en el paciente en crecimiento.

Usted es directora del título propio de la UCM dedicado a la atención odontológica integrada en el niño con necesidades especiales. ¿Cuál es el gran reto a la hora de enfrentarse a estos pacientes?

El título propio que dirijo en la Universidad Complutense de Madrid, denominado “Diploma de Especialización en atención Odontológica Integrada en el Niño con Necesidades Especiales”, fue ideado en aras de responder a una necesidad social constatada: la necesidad de dar cabida en la atención odontológica a este perfil de población que requiere conocimientos y habilidades específicas en el odontólogo, para su capacitación en el tratamiento oral de estas personas.

Dentro de estos estudios se realizan multitud de terapias que abarcan a pacientes infantiles con diferentes edades, patologías previas físicas o psíquicas que requieren una individualización del caso y muy frecuentemente un diagnóstico y tratamiento multidisciplinar.

Entre otras patologías, nuestros alumnos realizan tratamientos orales dirigidos por el profesorado experto en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), en conjunción con los psicólogos y psiquiatras que atienden a estos niños de forma habitual. Las personas con Epidermólisis bullosa son atendidas igualmente en estas clínicas, siempre acompañados por el profesor especialista en esta condición. Son dos ejemplos de circunstancias que requieren experiencia tanto en el control del comportamiento del paciente como en la patología que debe ser tratada de forma adecuada para minimizar los riesgos y daños en los niños y las niñas que los padecen.

Ante todo, el alumno debe sentir un profundo respeto por estas personas y valorar a todos los que colaboran alrededor de estos menores en aumentar su calidad de vida en todos los aspectos.

La colaboración con médicos especialistas y el aprendizaje en centros hospitalarios de la Comunidad de Madrid y centros de educación especial ayudan a dar el contexto adecuado para la formación completa de nuestros alumnos.

Dada su notable vinculación al ámbito universitario. ¿Considera que la Odontopediatría está suficientemente asentada en los programas de Grado?

Los profesores y profesoras somos, en general, “egoístas y ambiciosos” con la carga docente de nuestras asignaturas y siempre tenemos la sensación de que faltan horas para una formación más completa.

En mi caso, creo que en la formación de grado de Odontología, nuestro perfil en conocimientos en los pacientes infantiles adolece de escasez de horas de pediatría como especialidad médica, y ello se traduce quizá en una cierta ausencia de capacidad y seguridad de valoración de pacientes infantiles con cuadros médicos a nivel general.

Igualmente, pensamos que debe incrementarse la intercomunicación y petición de referencias a otros profesionales de la salud que se encuentren o hayan tenido contacto anterior con nuestro paciente.

La Odontopediatría no sería la disciplina de mayor rendimiento económico. ¿Hay interés entre los futuros dentistas por la Odontopediatría?

Me resulta duro afrontar esta cuestión. Creo sinceramente que el problema reside en el propio profesional de la odontopediatría y en la tradicional falta de reacción a este hecho. La tremenda falta de respeto por este trabajo se manifiesta en la tradicional frase de las actuaciones “gratuitas” en ciertas franquicias. Todas ellas pertenecen al campo infantil. Hasta el momento, no conozco que esta circunstancia haya cambiado. Pienso sinceramente que nosotros mismos no conocemos el valor en sí que representamos en una clínica dental, sobre todo si se tratan diferentes aspectos de la odontología.

La realidad es que la parcela de la odontología infantil, si se realiza con calidad, representa el mayor aporte de pacientes de una clínica, y ayuda de forma incontestable a la sostenibilidad del resto de especialistas del equipo dental.

Si estas puntualizaciones se tuvieran en cuenta y el odontopediatra “creyera realmente” en su peso específico en el total de la clínica, el enunciado de esta pregunta no se hubiera producido nunca.

Partimos de la vocación del odontopediatra como aspecto imprescindible para comenzar su formación en el campo de la atención oral infantil. También, en mi experiencia, puedo decir que la mayoría de estos profesionales (quizá por las causas antedichas) rara vez se quedan centrados en la atención dental infantil. La mayoría completan su formación con formación posgraduada de ortodoncia, endodoncia u otras vertientes de la odontología.

Esperemos que en un futuro la atención dental infantil sea valorada como merece. Quizá la futura ley de especialidades ayude a equilibrar el valor de todas ellas por igual.

Fuente: odontologia33.com

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Publicado en: Blog
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